18/10/09

Capítulo 22.- Un pozo sin salida Capítulo 23.-Sueño o pesadilla

ADVERTENCIA: esta novela no es mia,, yo nola escribi ok,, aki no hay nada de vampiros licantropos ni nada de eso,, todos son humanosy lo mas importante tiene algunas partes puessubidas de tono XD asi ke ustedes saben si la leen o no ok bueno espero ke les guste
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Capítulo 22.- Un pozo sin salida
-¿Hay alguien ahí?.-dije entrando en el club. Se seguían oyendo risas al fondo. Por fin pude divisar de donde salían aquellas voces. Allí estaba Edward sentando en una silla, con un vaso de alcohol en la mano, moviendola exageradamente, provocando que se derramara. Y allí estaba ella, sentada encima de él, los dos parecían borrachos, pero Edward más que ella. Me quede allí observando que pasaba.-¿Sabes que te digo Tanya?.-dijo con una voz de estar perdido por culpa del alcohol increíble. No me lo podía creer. Nunca lo había visto así y tampoco me imaginaba que fuera capaz de hacer algo como aquello.- Esto tenemos que celebrarlo de otra forma.-dijo dejando la copa de alcohol en el suelo.-¿Y que propones?.-dijo Tanya colgándose de su cuello y lamiéndole todo el cuello.-¿Algo así, Eddie?-Si, justo algo así.- Edward cogió en brazos a Tanya y la puso contra el suelo. Empezó a besarla desesperado a la vez que mi corazón se rompía en infinitos pedazos. Tuve que salir de allí, no podía ver nada más. Me estaba quedando sin aire, mi sangre empezó a dejar de correr por mi cuerpo, lo que provoco que ni una sola lágrima saliera de mis ojos. Me subí en el coche, lo arranque y no me asusto el rugido que dio cuando apreté el acelerador. Necesitaba ir a esa velocidad. Estaba tan sumida en aquella tristeza y en aquella imagen, que no me di cuenta, que estuve durante 10 minutos dando vueltas alrededor del piso donde vivía con Alice. Cuando aparque y subí corriendo al piso, fue en ese momento, cuando vi a mis amigas y sobre todo a Rose, la prima de Edward, cuando mi mundo se derrumbo por completo, mi cuerpo y mi alma entendió que había ocurrido. Caí al suelo, porque mis piernas flaquearon, era de mantequilla. Vi como mis amigos se quedaban mirándome y mis primeras lágrimas aparecían por mis ojos. No podía respirar, no podía ver porque mis lagrimas cubrían mi mirada.-Bella.-oí la voz de Alice lejana.- ¡Bella!Sólo oí eso antes de caer en una profunda oscuridad...
-Bella, ¿cuando vas a despertar?.-me dijo una cerca de mi oído, mientras sentía una cálida mano tocando mi húmeda frente.- Llevas dos días enteros durmiendo, vamos despierta.Poco a poco la leve luz gris que entraba por la ventana, llego hasta mis ojos y con dolor, abrí mis pestañas, dejando que las imágenes que me rodeaban llegaran a mi cerebro.-¿Qué ha pasado?.-dije sin mirar quien había a mi alrededor y con voz pastelosa, ronca y muy baja.-¿Dónde estoy?-Bella.- dijo mi padre empujando a otra persona.- ¿Cómo estas?.-dijo mirándome preocupado.- Estas en casa, en Forks. Alice ya nos ha contado que ha ocurrido.Entonces lo recordé todo. El barrio, el club, alcohol, Tanya, Edward y besos. Dí un pequeño gemido de dolor interno, me moví un poco en la cama, metiéndome más en mi cama. -¿Estas bien?-dijo otra persona que no era mi padre.- Ya te dije yo que ese pijo no era de fiar.-Jacob, callate.-dijo mi padre muy serio. Pensaría que me sentaba mal que hablaran de él, pero era así. Tenía razón. Cada vez que mi mente o alguien lo recordaba, mi corazón sufría un paro cardíaco y cuando se ponía en movimiento, me dolía todavía más. En aquellos momento me lo abría arrancado y lo habría dado para que la ciencia estudiara sobre él.-¿Me podéis dejar sola?.-dije cogiendo la posición de feto en la cama, dándoles la espalda. Realmente quería estar sola para pensar y replantearme la situación.-Bella...-dijo mi padre angustiado.- Ya están avisados los profesores de la academia que por el momento no te vas a reincorporar.-Gracias, pero por favor, quiero estar sola.-dijo mi voz, que no reconocía como tal desde debajo de las mantas.A los segundos oí la puerta cerrarse, los pasos de Charlie y Jacob alejarse escaleras abajo y cuchichear.Mi cabeza se volvió a perder en aquel mar de imágenes y recuerdos malditos. Mi cuerpo estaba en esa cama, en el pueblo frío donde había pasado parte de mi infancia y adolescencia, me había enamorado. El amor. Maldito y mil veces maldito. Pero el amor no me iba a obligar a dejarlo todo por él. Eso nunca. El baile siempre había sido mi vida y ahora, por un simple amor y coqueteo más no lo iba a dejar de ser. Era obvio que lo iba a pasar mal, que no soportaría su presencia cerca de mi, que me repugnaría ese olor que otras veces me había atraido, pero no permitiría que ese estúpido cupido lanza cuernos me amargara la vida y mucho menos mi sueño.Me levante de la cama tambaleándome porque mi equilibrio, después de estar dos días en la cama, esta un poco bajo. Fui poco a poco al baño, agarrándome de las paredes y diciéndome a mi misma, que era fuerte y que si no lo era, lo iba a aparentar.Después de media hora de un relajante baño, di mis primeros pasos fuera de mi cuarto. Se que desde abajo me habían oído y bueno, tarde o temprano me tendría que afrontar a aquello.-Hola.-le dije a mi padre que estaba en el salón, ahora solo.- ¿Y Jacob?-Se fue a La Push. Se ve que ha tenido un pequeño problema allí.-¿Va a volver?.-dije deseando que me dijera que si. Pese a todo, Jacob seguía siendo un gran apoyo para mi. Era mi mejor amigo y el que mejor me comprendía.- Me vuelvo a Seattle, papa, sabes que no puedo perder clase.-Ya lo se.-me dijo sonriendo.- Tienes que hacer tu vida.-se levantó y se acercó a mi.- ¿Quieres que te lleve?-Me harías un gran favor.-le dije con una tímida sonrisa.- ¿Sabes algo de Alice?-Ellos fueron los que te trajeron aquí. Se supone que tu querías eso, se fue ayer a Seattle, no pueden faltar ellos tampoco.-Ya y yo tampoco, así que voy a por mis cosas y nos vamos.-dije lo más natural que pude.Estaba pensando en volver a Seattle y era inevitable. Me lo iba a encontrar y no sabia como afrontarlo. Me iba a ser muy doloroso y necesitaría de muchísima ayuda para no caer y ponerme a llorar como una tonta nada más verlo. Como había dicho antes, yo iba a ser fuerte o al menos aparentarlo frente a él. Iba a hacer como si no existiera, como ni siquiera tuviera nombre...pero tenía todo tan perfecto, incluso su nombre que me iba a resultar...difícil.Cuando llegue con mi padre a Seattle, eran cerca de las 7 de la tarde, le pedí que me dejara en la academia y llevara mis cosas al piso. Necesitaba despejarme y eso lo lograba haciendo aquello que tanto me gustaba. Subí corriendo hasta la primera sala de danza que estuviera vacía. Cogí y me quite el pantalón vaquero que llevaba, me quede en coulotte deportivo. Me puse la primera música clase que había por ahí, me calcé las puntas y deje rienda suelta a mi pasión e imaginación. Baile y disfrute. Me canse y sude. Lo necesitaba. Me despeje y me olvide de todo durante el rato que estuve bailando, yo sola, en mi mundo de ensueño. Todo era como cuando llegue a la academia la primera vez. Solo me importaba el baile y así iba a seguir siendo. Pero de repente caí en la realidad del mundo que me rodeaba y no todo era como al principio. Era mucho mas liado y convertido en una pesadilla. Oí su voz, llamándome con miedo.-Bella.-dijo, haciendo que yo parara de bailar de golpe y no lo mire ni siquiera por el reflejo del espejo. No quería caer tan pronto en mi propio pozo.
Capítulo 23.-Sueño o pesadilla
-Bella.-dijo acercándose corriendo a mi y abrazándome desde atrás.- Por fin vuelves, estaba preocupada por ti. ¿Qué te ha pasado?-Suéltame.- dije sin moverme ni un milímetro.-¡Qué me sueltes!-dije gritando y empujándole con mis brazos.-Pero Bella, dejame que me explique. Ni siquiera yo sabía que había pasado hasta ayer.- me dijo casi con lágrimas en los ojos.- Lo siento-No quiero oírte, no quiero saber nada de ti, ni de tu vida. No quiero saber que me quieres decir y no quiero oír nunca más un te siento de ti. Simplemente yo para ti no existo.Cogí mis cosas y me dispuse a salir del aula, pero el estaba allí, delante de la puerta evitando que saliera.-Bella, no puedo hacer como si no existes. Eres lo más importante que he tenido nunca y...aauuuuuu!!!-dijo retorciéndose de dolor y cayéndose al suelo, tras recibir una patada mía en todas sus partes bajas.-Te he dicho que no quiero oírte. No tienes que decirme nada que a mi me importe.- le dije mirándole con cara de asco desde arriba.- Que te aproveche.Me fui de allí, sin poder evitar llorar, cuando estaba sentada en los bancos de la parada del autobús. Mis lágrimas se derramaban por mi cara, doliéndome como nunca. Debería de haber pensado que el estaría allí, pero bueno, de todas formas iba a tener que aguantar antes o después, así que aquel había sido el primer contacto, y seguro que no sería el único. Edward intentaría por todos los medios que yo le hiciera caso y le oyera.
Al día siguiente me tocaba ser fuerte y hacer como si nunca hubiera pasado nada con Edward. Llegué y cuando entre, vi a Rose y a Emmett allí. Ambos vinieron corriendo a abrazarme y a preguntarme que tal estaba. Por mucho que para mi él no existiera más o eso pretendía, Em y Rose se habían convertido en dos grandes amigos y que en aquellos momentos estaban de mi parte, aunque según sus caras, tampoco sabían que había pasado y nadie lo iba a saber, porque ni el propío Edward lo sabía.Me dirigí a clase y allí estaba él, muy serio frente al espejo, calentando antes de comenzar la clase. Yo me dispuse a hacer lo mismo, me quite el pantalón quedando con el body y las medías. Me puse las puntes y con cuidado de no dañar a nadie, ni tirar nada, cogí una de las barras, sin evitar poder hacer ruido. Edward me miro a través del espejo con la cara muy sería. Aparte la mirada y volví a mi tarea. Con la tranquilidad del calentamiento, vino todo una tempestad para mi...-¡Eddie!.-dijo ella entrando corriendo en clase, también con una ridículas medías rotas por todos lados. ¿Cómo podía ir así vestida? Ojala los profesores le dijeran algo. ¿Qué hacía aquí?-Tanya, dejame en paz y por favor, deja de llamar Eddie, mi nombre es Edward.-dijo Edward muy serío empujando a Tanya de su lado.-Vamos, el otro día cuando estuvimos celebrando que me había dado una beca para entrar, no decíamos lo mismo. Eramos amigos.-dijo con cara de cerdito degollado.Tuvieron que dejar de hablar, porque en aquel momento entro el profesor seguidos de unas cuantas personas.-Chicos, venga.-dijo el profesor colocando un disco en el equipo de música.- Os presento a Dominique y Gabrielle. Son franceses y vienen a hacer una selección para el próximo año, para poder entrar en la compañía nacional de danza clásica de París.Aquel era mi sueño, desde pequeña yo había aprendido a bailar gracias a los videos de esa compañía. Realmente era mi sueño y no iba a desperdiciarlo. Sabia que mi familia me apoyaría y ahora en mi mundo ya no existía Edward para tener que quedarme en los Estados Unidos por él. En aquel momento empezaba la selección. Sólo había una plaza e iba a ser mía. Pocos de los que había en el aula podrían superarme, así que iba a darlo todo para conseguir aquella preciada oportunidad, que me brindaba las puertas hacía un mundo de verdadero baile y reconocimiento.Cuando termino aquella clase, vi que Edward se acercaba a hablar con el profesor. Oí todo lo que le decía.-Sabes que esa oportunidad se la deberíais dar a Bella. Es la mejor y no cabe duda de que se merece estar en la compañía nacional de París.-dijo todo eso con verdadera sinceridad.No me ño podía creer, quería que me fuera de Estados Unidos. Prefería que yo me fuera de allí, para que el tuviera el paso libre con Tanya y no tuviera cargos de conciencia. No me lo podía creer...Salí de allí hecha una furia y necesitaba a alguien para que me apoyara.-¿Jacob?.-dije cuando al otro lado de la línea, descolgaran el teléfono.-¿Te importaría venirte conmigo unos días a Seattle?.-dije con la voz más melosa posible.-Claro.-dijo con mucha felicidad.- Pero sabes que mi padre no me dejara perder instituto. Mañana te prometo que cuando salgas de la academia, te espero en la puerta.Aquello me alegro un poco. Verdaderamente tenía amigos que me apoyaban. Todos estaban de mi lado y aquello lo pude apreciar, cuando Edward salía del aula y Rose le miraba con cara de odio. Yo me fui hacía las duchas. Le había prometido a Alice, que para animarme nos iríamos de compras después de que yo terminara, así que me iba a duchar y arreglar en la academia. Jasper le había dejado el coche, únicamente para apoyarme también a mi.Me metí en las duchas, necesitaba relajarme. No lo oí entrar, pero de repente note su tacto alrededor de mi cuerpo. Yo estaba de cara a la pared y él me rodeo por detrás, dejando mi cuerpo allí.-Bella, dejame contarte.-dijo acercando sus labios a mi oído, mientras el agua nos mojaba a los dos. Pude notar que únicamente estaba en calzoncillos.- Dejame explicarte que ocurrió. Se que quieres saberlo.-sus labios rozaron mi hombro. Su respiración y su aliento paseaba de mi cuello a mi hombro. Sabía que estaba esperando a que yo dijera o hiciera algo, pero mis lágrimas y todo mi cuerpo me lo impedían. Había dicho que no me vería llorar. Intente apartarme pero no me dejo.- No, si hace falta nos ahogaremos, pero tu no te mueves de aquí. Me vas a oír.-Edward, dejame.-dije con la voz quebrada.- Quiero irme.-dije mientras mis lágrimas corrían por mi cara.- DejameEdward se aparto y me dejo ir, pero él quedo bajo el grifo de la ducha, hasta que noto que yo me había vestido y estaba ocupada arreglando mi pelo. Se vistió sin mirarme y salió de la misma forma. Una vez que me quede sola, mis lágrimas salieron por mis ojos. Era inevitable.Cuando Alice me vio en ese estado, mientras esperaba en la puerta de la academia, ya sabía que me había pasado y aplazo la cita de comprar, para otro día. Me llevo a casa, se tumbo conmigo en la cama, mientras yo derramaba lágrimas de agonía por el amor roto que me había provocado Edward. Menos mal que Alice me entendía, me dejo llorar y llorar, hasta que me quede dormida del cansancio y note como me arropaba y se quedaba conmigo en la cama.Era mi mejor amiga y esta conmigo en todo. Incluso cuando me dieron una noticia, que no sabía hasta que punto era buena o mala.Yo era la elegida para irme a París. Iba a formar parte de la compañía nacional de danza clásica de París. Había conseguido mi sueño. ¿ O quizás mi pesadilla?
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